Pobre iluso. Cada día juego a la lotería, al cupón, al euromillón, a la primitiva o a las quinielas como si algo me faltara, como si fuera necesario tener mucho dinero para que mi vida fuera mejor, sin saber que nada me falta y que mi vida hace ya mucho tiempo que es la mejor por todo lo que tengo, suficiente economía, amigos, familia y alguien que me ama como nunca seré yo capaz de hacerlo.
Pobre iluso. Buscando insaciablemente lo que nunca me saciará, deseando incansablemente lo que nunca podré tener, como si tales búsqueda y deseos significaran algo, más que la distracción de lo único cuyo valor me hará sentir, mi existencia y mi realidad.
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