¿Bajo qué criterio interior y último pensamos y actuamos?, ¿qué nos mueve?, ¿lo lícito, lo ético, lo justificable, lo razonable o lo placentero? Parece claro que no hay un motivo único o puro, sino que más bien suele ser una mezcla o un acuerdo de varios. Rara vez actuamos con un criterio único, lo lícito puede no ser ético, razonable y placentero, o lo razonable y ético no ser lícito o placentero.
¿Cómo no vamos a sobrecargar los circuitos neuronales?, ¿cómo no vamos, literalmente, a "echar humo"?
Si no acabamos de entender nuestra propia mente y sus motivos, ¿cómo vamos a reconocer la verdad que buscamos aún pasando delante nuestra?
Por Cástor y Pólux.
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