Somos un modesto blog. No somos literatos, ni psicólogos, ni especialistas en ninguna materia, más que en la única en la que todos lo somos: la vida.
Lo que autoriza, justifica y legitima a Cástor a escribir el artículo que publicamos ayer domingo ("La utilidad del dolor") no es más que lo que la vida la ha enseñado. Implícita o explícitamente creemos que todos volcamos nuestras experiencias no ya sólo en lo que podemos escribir, sino en cada acto de cada momento de nuestra vida, pues no podemos ser más que lo que somos, no podemos ser sino desde lo que somos. Cada saludo, cada "buenos días", cada opinión, cada queja, cada enfado, cada gracia, en definitiva, cada momento, va impregnado de lo que somos. Por eso un buen observador puede aprender tanto de una persona sólo con escucharla hablar, sea de lo que sea.
Eso sí, somo osados. Somos osados al hablar de lo que creemos que sabemos, aunque sea por experiencia. Pero es que queremos ser osados, queremos arriesgarnos un poco, aunque sólo sea un poco, queremos sentir la vida correr por nuestras venas, y para ello en vez de tirarnos en paracaídas hacemos algo para nosotros más simple pero más difícil, hablar delante de los demás con el único motivo de compartir nuestras ideas con otros, contrastarlas y ver lo realmente válidas que son. ¡Cuántas veces hemos expuesto ideas y las opiniones más fundamentadas de otros nos han hecho cambiarla! Nada malo hay en ello. La vida es una constante evolución en todos los sentidos, incluida la forma de pensar.
Por Cástor y Pólux.
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