INTRODUCCIÓN. LA "CONQUISTA" DE MARTE.

El 6 de agosto pasado llegó a su destino la más ambiciosa y compleja misión de exploración de cuantas se han enviado al planeta rojo, Marte. El robot todoterreno MSL-Curiosity se posó en el interior de cráter Gale, como estaba previsto, y durante al menos un año marciano (690 días terrestres) estudiará un área seleccionada por su singular complejidad geológica. Examinará las rocas y minerales para tratar de poner en contexto buena parte de lo que creemos haber aprendido sobre su historia, dando un paso más para averiguar si el planeta rojo es, o pudo haber sido alguna vez, un mundo habitable.

Recordamos en nuestra más temprana juventud lo distintas que eran entonces las misiones espaciales de las actuales. Las sondas se enviaban, aprovechando el tirón gravitatorio de los planetas para ganar velocidad (y aún hoy es la forma más económica de hacerlo), como si de un baile cósmico se tratara, para atravesar el sistema solar y poder fotografiar de “cerca” a los planetas.

Con el tiempo las misiones fueron más ambiciosas y pudimos ver sondas que bajaban a los planetas, pero con una vida útil de minutos u horas a lo sumo.

Y ahora asistimos a la “conquista” de los planetas, enviando sondas que se posan en su superficie y están años trabajando. Aunque resulta prepotente decir la “conquista” de los planetas, pues esas sondas sólo han llegado a algunos de los llamados planetas rocosos, Venus y Marte principalmente, ya que los gaseosos no disponen de una superficie propiamente dicha. Y trabajando durante años sólo se ha hecho en Marte (Y en la Luna, claro). Pero eso no quita mérito a la ciencia y la tecnología que lo ha hecho posible.

En los años 70, tras la conquista de la Luna, una cierta euforia científica predecía que la conquista del sistema solar era cuestión de pocos años, y el umbral del año 2000 se veía como la realización de esa conquista. Ingenuidad se llama eso, pero una ingenuidad alentada por la propia NASA interesada en recabar fondos para sus proyectos.

¿Y dónde estamos ahora? En la realidad de nuestras limitaciones, con una perspectiva tan ampliada de la conquista del sistema solar que no viviremos para verla, y seguramente tampoco nuestros hijos.

Por Cástor y Pólux.