INTRODUCCIÓN. PLAYAS, EL DESEO DE LO IMPOSIBLE Y LA TIERRA.

  Otra vez hoy es domingo. Desde nuestra atalaya podemos ver perfectamente a lo lejos la afluencia de personas a las playas cercanas, aunque sin parecido con lo que ocurría en las costas onubenses antes de marcharnos. Estas pequeñas playas, al menos comparadas con las onubenses, son de difícil acceso, tanto por los caminos, que no carreteras, por los que hay que acceder en automóvil, como por las bajadas en sí por el acantilado hasta las playas, aunque algunas aprovechan la orografía y es más liviano bajarlas.

  Pero estamos a gusto en este lugar. Aunque la experiencia propia y ajena nos demuestra constantemente que nada es para siempre. Como ya decíamos también ayer, por un lado sentimos el deseo de poder estar siempre en este lugar, pero por otro sabemos que la realidad impone sus límites para evitar que ello suceda. Esa aparente contradicción de desear lo que ya sabemos que no vamos a obtener es característica de la naturaleza humana, y a pesar de parecer irracional, es lo que ha llevado a la especie humana a superar una y otra vez muchos de los retos que se proponía, pudiendo así evolucionar en el desarrollo tecnológico, mejorando con ello su adaptación al medio y permitiéndole erigirse como dominador sometiendo a su entorno. Así estamos hechos, pero también con la capacidad de comprender y ser conscientes, lo que hace a nuestra conciencia deudora de nuestros actos.

  Ya pronto valoraremos vuestras opiniones sobre la sintonía de Obtentalia, así que no dejad de escucharla y comentarla.


  ¿Os gustaría ver una imagen de nuestro planeta, con la Luna, en la que se aprecien las zonas en que es de día y en las que es de noche en tiempo real, tal como está ocurriendo ahora mismo? Pues no tenéis que ir muy lejos. ¿Alguien ha tenido la curiosidad de llegar hasta el final de este blog? Pues allí está, desde hace varios días, al final del todo.

  Hoy el tren nos ha recogido, ¿y mañana?, ¿lo hará?

Por Cástor  Pólux.