Comienza otra semana. La tranquilidad y la soledad serán nuestras compañeras aquí, en nuestro lugar.
A veces parece que las cosas no merecen la pena. Cuando más seguros estábamos de algo, más comienza a parecernos intrascendente, inútil y sin interés. Es una sensación que nos inunda sin saber bien por qué. Puede convertirse en hastío y cansancio. Tenemos entonces que intentar retomar el equilibrio que nos comporte una visión sosegada y realista, una visión que nos ayude a entender la realidad de ese repentino desinterés. Pero ahí está el problema, pues es difícil sobreponerse. Y la capacidad de superar esa situación depende ya de la naturaleza de cada uno de nosotros. No deja de ser un estado bipolar tan característicamente humano. ¿Cuándo se hace tan acusada tal bipolaridad que pueda necesitar ayuda psiquiátrica y psicológica? Antes que los especialistas es uno mismo quien sabe en su interior verdaderamente si es necesaria la ayuda o no, independientemente del hecho de que no se solicite aún sabiendo que sería útil o necesaria.
Lo que separa lo normal de lo que no lo es, tratándose de aspectos del carácter humano, no es sólo una cuestión de cantidad, pues lo que realmente importa en su influencia en el "normal" desarrollo de nuestra vida.
No somos psiquiatras ni psicólogos para valorar este tema, pero sí "usuarios" que sabemos cuando y donde nos "duele".
Qué poco agradecida es la psiquiatría, por los escasos resultados que obtiene, y qué poco humildes, en general, los psiquiatras. No queremos que nadie se ofenda, pero ese es nuestro parecer después de haber conocido a media docena. Y vosotros ¿qué opináis?. La generalización que hemos hecho (considerar genéricamente a los psiquiatras como poco humildes), se basa en esa media docena y en la experiencia ajena, por lo que admitimos que en cierto sentido esa generalización, por serlo, es injusta, pues la generalidad no existe, es una categoría, y sólo existe la individualidad (sabemos que ésto hay que matizarlo, pues en determinados aspectos lo general puede tratarse como una entidad con características propias capaces de influir en lo particular, pero eso ya llevaría a escribir un artículo sobre la generalidad y la particularidad).
Ahora miramos el horizonte, una clara línea separando el azul intenso del mar del celeste que esconde las estrellas, e intentamos relajar la mente y no pensar en generalidades ni en particularidades..., la intentamos vaciar, pero para ello tenemos que pensarlo y vuelta a empezar. Tendremos que ponernos al día en técnicas de relajación.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario