La política debiera ser sinónimo de servicio, si embargo lo es de interés. El interés está por encima del servicio público, ¿y por qué ese interés desmedido? Por el poder.
La política da sobre todo poder, es inherente a ella, y el poder resulta ser muy apetitoso, de forma que cualquier interés es aceptado por tal de conseguir el poder.
La razón última de la lucha política es el poder, y el medio para conseguirlo es el interés, la conveniencia. Por ello el interés de un tercero, cuyas necesidades son o pueden ser propias y ajenas al bien común, se ve beneficiado cuando a cambio de favores posibilitan la consecución del poder.
Nada ha de extrañarnos de todo esto, pues es como funcionamos normalmente. La relación de los niños pequeños en una clase de un colegio, por ejemplo, es un claro ejemplo de cómo funcionan el interés y el poder. La diferencia es que los niños no juegan con el interés general y el bien común, los políticos sí.
Por Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario