El adolescente se caracteriza por creer justo lo contrario de lo que es. El adolescente, por regla general, es inmadura, inseguro, prepotente y desconocedor de la realidad, aunque se cree maduro, seguro de sí mismo, liberal y conocedor del mundo, pues se cree no sujeto a los convencionalismos de los adultos.
No es una crítica lo que digo, ni debe sentirse ofendido ningún adolescente por mis palabras, pues su carácter es en gran parte una consecuencia de su situación en el mundo, el despertar a la vida adulta, sólo que aún no tiene la experiencia del adulto, y su falta de recorrido vital le impide tener una perspectiva amplia de la realidad.
El adolescente comienza a tener cierta perspectiva vital y cree que ya tiene una perspectiva vital, lo que le lleva a actuar con una seguridad que habitualmente está más cerca de la inconsciencia que de otra cosa. Cree conocer la realidad, pero sólo está al inicio de ese conocimiento, lo que le hace confundir lo que cree con lo que es.
En fin, limitaciones de la edad, que todos suelen ver (los adultos) menos ellos. Seguramente se ofenderán si leen esto, pero que no les quepa duda que dentro de unos años ya pensarán de otra forma. Que no olviden que yo mismo fui adolescente, por lo que creo que algo sé de lo que hablo, como todos los que lo han sido. Es la evolución normal.
Es como el hijo que no entiende al padre, pero que cuando a su vez es padre le entiende perfectamente. Es sólo eso.
Por Pólux.
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