El abuso de las grandes compañías es indignante, más por la indefensión del usuario frente a él que por el coste en tiempo y dinero que suponen. Sólo pondremos una pinceladas como ejemplo. Entre esas grandes compañías están incluidos, por supuesto, los Bancos, pero a esos ya les dedicaremos un espacio aparte.
Los trenes de cercanías, gestionados por Renfe, son un claro ejemplo. Si yo pago por un billete a una hora determinada, ¿por qué no tiene responsabilidad alguna cuando hay un retraso y no cumplen su parte del trato? Seguramente, pues no lo sé a ciencia cierta pero lo doy por supuesto, en la letra pequeña del contrato que implica la compra de un billete, Renfe se guardará las espaldas en esos casos. Pero, ¿por qué hemos de ser siempre los usuarios los perjudicados? Oiga, que el tren llega tarde y muchas veces ni lo anuncian, que cambian de vía y lo dicen en el último minuto (y todos corriendo como posesos a cambiar de andén). Si llego tarde al trabajo por culpa del tren es mi problema, pero ellos te cobran el billete como si hubiera llegado a su hora. ¿Qué hoy día son pocos los retrasos?, sí, pero los hay, lo puedo asegurar de primera mano. Si por lo menos tuvieran la vergüenza de dar explicaciones cuando hay problemas..., pero es que encima tratan al usuario con la punta del pie. Eso sí, a los usuarios del AVE los agasajan, pues les interesa esa publicidad
Y siguiendo con Renfe, ¿cómo puede ser que un billete de ida y vuelta en cercanías valga lo que vale? Hablamos de cercanías, un trayecto que debiera ser económico y que es para Renfe muy rentable. Para un mismo recorrido de cercanías en tren y en automóvil, un abono mensual de ida y vuelta (el más barato), me cuesta prácticamente igual que la gasolina del automóvil. Vamos a poner que la gasolina me costara algo más. Resulta entonces, en el caso más desfavorable, que dos personas en automóvil pueden llegar a ahorrarse cada uno un 40% sobre el valor del billete mensual según mis propios cálculos (basados en lo que me cuesta el billete mensual y lo que he gastado en un mes en gasolina cuando he usado el automóvil). ¿Dónde está la rentabilidad del tren de cercanías para el usuario? Es rentable para Renfe. ¿Por qué, entonces, se usa tanto el tren de cercanías?, podrán preguntarse. Principalmente por no coger el automóvil en carretera, con el riesgo que ello siempre supone, e ir cómodamente al trabajo leyendo un rato. Pagamos entonces comodidad, no rentabilidad. Yo creía que el tren de cercanías tenía vocación de transporte público, y lo es, sin duda, pero con la superior vocación de lucrarse por encima de todo.
Por Pólux.
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