Y sigue el buen tiempo. Parece primavera, con fresquito por la mañana y la noche y calor (sí, aún calor, 25 ó 27 grados) al medio día. No llega la lluvia tan necesaria para los cultivos.
Al menos podemos aprovechar los beneficios de que no llueva. No nos mojamos los pies en los charcos, no tenemos que llevar el paraguas encima y además no lo perdemos, no decimos palabrotas a la hora de salir del trabajo (ya se sabe, la ley de Murphy, si está nublado y puede llover, lo hará cuando haya que salir del trabajo), no huele a pies en el salón de casa por tener colgados los calcetines al calor de la calefacción para que se sequen, no se vuelve pegajoso el volante del coche, etc.
Y es que el que no se conforma es porque no quiere.
Por Pólux.
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