Es muy llamativo el poder de convocatoria que tiene el Papa de la Iglesia Católica, incluso en Cuba, el país que visita estos días, donde el gobierno de izquierdas "revolucionario" y procomunista marca la vida política y social. No en vano, el artículo 5 de la Constitución de Cuba tiene la siguiente redacción: "El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista." La verdad es que eso es ser algo más que procomunista.
Pero las personas son las personas, y las creencias las creencias. Ni Fidel ni Raúl Castro pueden mandar en la vida interior de las personas, aunque hayan malogrado la vida de tantas en el empeño de dirigir el país. Tal vez nunca debió Estados Unidos inmiscuirse en cuestiones internas de un país soberano, pero tampoco debieron los Castro privar de libertad ese mismo país, cuya soberanía no reside en ellos, sino en el pueblo.
Y llega el Papa y mucha gente sale a su encuentro..., pero no olvidemos la otra parte, la otra mucha gente que no sale a su encuentro. No, los Castro no acabarán con la religión, pero tal vez la razón lo haga algún día. Yo ya sé que no viviré ese día para verlo.
Por Pólux.
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