Ya comenzamos con más fotos sobre el mar. Espero que la de hoy os guste.
Esta noche, en la atalaya, he asistido a una verdadera sinfonía sonora, llena de matices e intensidades. El mar ha regalado un concierto en el que cada ola era una nota. Pero como en una orquesta, así como cada instrumento es necesario para la misma, como sonido individual es incapaz de mostrar la obra que interpreta. Es la vieja discusión del todo superior a la suma de las partes. Pero no es eso lo que me interesa ahora.
Ese rugir del mar me ha hecho pensar en la forma en que percibimos la realidad. Me parece un tema interesante, tanto como para tratarlo a parte. Así que me comprometo a tener un artículo preparado para este domingo sobre el tema.
Os dejo mientras escucho, encantado, este sonido que me inunda...
Por Pólux.
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