Para quien no cree en el más allá o en cualquier realidad más allá de la muerte, ésta es un final absoluto, hasta donde puede entenderse el concepto de absoluto para ese alguien que no cree en ese más allá, y menos para quien crea que la muerte es la máxima expresión del relativismo existencial, es decir, para quien nada puede asegurarse pero haya de decantarse por una posición desde la que afrontar el mundo, por la razón que estime suficiente.
El azul del cielo me parece cada vez menos intenso, y el azul del mar menos azul, así como el verde manto de los pinos menos verde y las miradas sinceras menos auténticas. Con el tiempo nada parece ser lo que creía y toda la realidad se confunde en una profunda y desgarradora duda. Este relativismo vital me pierde, he de reconocerlo, pero prefiero caminar perdido que vivir en la ilusión de una Verdad que ni mis ojos logran ver ni mi mente creer.
Por Pólux.
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