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domingo, 12 de abril de 2015

LA PERCEPCIÓN DEL MUNDO: ESCALAS MICROSCÓPICA, MOLECULAR Y ATÓMICA.



Nuestra fotografía de hoy es un detalle de la flor del arbusto que comúnmente conocemos como Pacífico, aunque en otros sitios se le conoce por los nombres de  rosa de China, cayena, cucarda, hibisco, papo, San Joaquín, marpacífico, cardenales o flor del beso. Su nombre es hibiscus rosa-sinensis. Aquí reproducimos la fotografía.

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Es una flor llamativa y vistosa, por su tamaño, su color generalmente vivo e intenso y su largo y característico pistilo con estambres. El detalle de la foto es de una parte de su pistilo y sus estambres.

Cuando aumentamos las fotografías, y en general cuando vamos aumentando los detalles de lo que nos rodea, descubrimos un mundo que se escapa a nuestra percepción. Y más aún si ampliamos el mundo a escala microscópica, molecular o atómica.

Microscopio electrónico
de barrido
El mundo microscópico aún podemos observarlo con pequeños microscopios de uso habitual o con microscopios profesionales más especiales (microscopios electrónicos de barrido -ver imagen- y de efecto túnel, por ejemplo). Encontramos un mundo vivo y diferente, de pequeñas especies, bacterias y todo tipo de microbios. Un mundo que nos es prácticamente ajeno salvo en sus efectos, algunos beneficiosos y otros, como las enfermedades, que no lo son.

El mundo molecular se refiere a los agregados de átomos, desde macromoléculas como los ácidos nucleicos o las proteínas hasta pequeñas moléculas como agregado o conjunto estable y eléctricamente neutro de átomos enlazados (bien con enlace covalente, en el que los átomos comparte electrones, bien con enlace iónico, más fuerte que el anterior y propio de compuestos químicos simples, en el que los átomos -en este caso convertidos en iones, es decir, átomos con carga eléctrica- ceden o reciben electrones). En este caso estudiamos la estructura atómica de la materia. El mundo molecular también puede observarse con técnicas especiales, y si bien nos puede ser ajeno en cuanto a su comprensión y visión, parte de ese mundo conforma los "ladrillos" con los que nosotros mismos estamos hechos (por ejemplo las citadas proteínas).

Vista aérea del Fermilab
(Chicago)
El mundo atómico y subatómico va más allá. Aunque lo englobamos en uno, el estudio atómico y el subatómico, por supuesto muy relacionados, tienen tratamientos muy distintos. El mundo atómico se referiere al átomo, así llamado por los griegos a la menor parte divisible de la materia, lo indivisible. Hoy día, sin embargo, en los grandes aceleradores de partículas (Fermilab,  en Chicago, o el europeo LHC, en la frontera franco-suiza, entre otros) se estudian las partículas procedentes de las colisiones de los átomos a altas energías. Es un mundo que podemos representar pero que no que podemos ya ver, aunque en realidad el microscopio electrónico de efecto túnel produce una imagen de la distribución de los átomos individuales de la muestra observada. Este mundo está compuesto por las partículas más pequeñas que podamos imaginar y que las teorías científicas en vigor predicen.

Nuestra percepción del mundo es limitada, muy limitada diría, pues además de las referidas escalas más pequeñas que nosotros, a escalas mayores que la nuestra sucede algo parecido con la galaxias, sus cúmulos o la estructura misma del universo en su conjunto, objeto de estudio por la Cosmología. Es más lo que no vemos que lo que vemos, pero esto que vemos, nuestro mundo, nos es suficientes para vivir y perpetuarnos. Estamos dotados para percibir la escala del mundo en la que nos movemos, pero el ansia de conocimiento nos han ensanchado el horizonte, un horizonte que aún no comprendemos bien.

Por Cástor.


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