Frente al hecho de cumplir años, o mejor dicho, frente a la consciencia que tomamos de haber pasado un año cuando es nuestro cumpleaños, hay dos posturas predominantes, o eso me parece observar, con todas las posturas intermedias que caben, por supuesto.
Por una lado se escucha un argumento positivo que viene a decir que es una alegría cumplir años, pues no cumplirlos significaría no estar aquí para contarlo, es decir, estar muerto. Se tiene la sensación de que se ha vivido.
Por otro lado se escucha un argumento más negativo que viene a decir que cada año que pasa es un año menos que nos queda de vida, teniendo por lo tanto intrínsecamente la noción de que la muerte está cada vez más cercana. Sobre la sensación de haber vivido prevalece la de la cercanía, cada vez más, de la muerte.
Normalmente este tipo de comentarios no los dicen los jóvenes, más bien las personas maduras y los mayores, pues es entonces cuando se tiende a hacer balance de lo que se lleva vivido y lo que queda.
Cualquier postura es lícita, pues es una cuestión muy personal. A mí me parece que el aspecto que he denominado positivo ayuda a sobrellevar el paso de los años, y que el aspecto que he denominado negativo es más realista pues plantea un balance real sobre el tiempo vivido y el que resta por vivir. Otra cosa es que ante ese balance tengamos una actitud positiva o un sentimiento de tristeza, pero eso depende más de nuestra actitud frente al paso del tiempo que al planteamiento positivo o negativo.
Por Pólux.
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