Una de las características del humor de Los Morancos de Triana es su uso de la exageración. Lo ejemplifican muy bien sus personaje de "la Antonia" y "Omaita", que parodian lo que popularmente se dio en llamar, creo que con poco acierto, "la Maruja", esa ama de casa de bajo nivel cultural (así lo define el DRAE), cuya falta de gusto y finura le lleva a salir en bata y con los rulos puestos a comprar el pan, o a opinar inapropiadamente de cualquier cosa. Un híbrido entre tópico y realidad, con mucho de ambas cosas. No está en mi ánimo ofender a nadie, tan sólo caracterizar esos personajes de Los Morancos.
Pero no hay más que observar un poco para apreciar rápidamente que el personaje de "la Antonia" tiene más de realidad que de ficción, de certera copia que de humorística imaginación. El otro día estaba, entre otras personas, con una señora que relataba su preocupación por su resfriado. No hablaba de mocos en su nariz, sino de tolondrones, cuando tosía no le dolía el pecho, parecía que le habían roto siete costillas y se las habían retorcido dentro del pecho, no dormía mal y tenía poco apetito, llevaba días enteros sin dormir ni comer. Pero lo que me hizo pensar en Los Morancos fue cuando dijo que tenía los mocos tan espesos que eran "carne membrillo", y que el otro día le prepararon un filete de carne tan duro y malo que tenía que ser del primer toro que mató "el Cordobés". Y todo ello lo decía con una seriedad total, era su forma de relatar lo que le sucedía, sin pretender ser graciosa.
Después de escuchar aquello pensé que lo que hacen Los Morancos no tiene tanto mérito, tan sólo han de observar a su alrededor y apuntar con lápiz y papel para luego repetirlo en el escenario. Esa mujer no tenía nada de tópico, era pura realidad.
Y este fin de semana (hoy y mañana) os dejo con nuevas fotografías de Carlos García, con la certeza de que os gustarán.
Por Pólux.
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