¿ULTRAS Y RADICALES VIOLENTOS EN EL FÚTBOL?; NO GRACIAS.
Por Hermes (7 de diciembre de 2014).
Oigo
y leo con auténtico pesar y pavor las noticias que aparecen tanto en radio y televisión,
como en los medios escritos, sobre la muerte de un ultra del Deportivo de La
Coruña tras una multitudinaria pelea con radicales del Frente Atlético. El
infortunado respondía al nombre de Francisco Javier Romero Taboada, conocido
como «Jimmy» en su círculo, y a sus 43 años deja dos
hijos que, lamentablemente, no volverán a ver más a su padre. No quiero -por lo
doloroso que resulta que una persona pierda la vida en estas circunstancias-
profundizar en el tema, pero no debemos olvidar que sus agresores han actuado
con saña, pues tras apalearle le han lanzado al río Manzanares. En mi opinión,
ha sido un asesinato en toda regla; sin presunción de inocencia, pues manifestar
lo contrario es un insulto a la razón. Serán los jueces, cuando llegue su
momento, quiénes se encarguen de aplicar Justicia. El siete de julio de 2013,
desde esta misma tribuna de «Obtentalia», escribía
que «La violencia sólo engendra nuevas formas de violencia». Evidentemente, la
frase no es mía, ni tampoco reciente, pero con la pérdida de la vida de una
persona de forma tan absurda, la locución vuelve a cobrar actualidad y creo que
debe de servir para meditar y reflexionar. Desde luego, los culpables directos
son los autores materiales de los hechos, pero considero que el Estado también
tiene su parte de culpa por no poner el máximo celo en su erradicación.
¿Cómo...? Cuando los grupos de extremistas y violentos que todo el mundo conoce
(Ultras Sur, Frente Atlético, Boixos, Bukaneros, Biris, Supporters Sur, Riazor
Blues, etc. etc.) entran un domingo sí y otro también en los estadios sin que
el propio Estado haga nada para disolverlos, de alguna manera, también es
culpable. Asimismo, cuando la Policía no tiene una orden directamente emanada
del Ministerio del Interior de disolver a estos grupos radicales por el peligro
que entrañan, el Ministerio y, consecuentemente el Estado, es el que debe ser
considerado responsable por no haber puesto todo lo que está a su alcance para proteger
con diligencia el cumplimento de un deber como es garantizar el orden y la paz
social. En Inglaterra era costumbre citar a los componentes de estos grupos
violentos una hora antes, permaneciendo hasta una hora después de los partidos
en Comisaría, bajo apercibimiento que de no hacerlo serían puestos en busca y
captura. Ciertamente, una medida que entraña su logística y esfuerzo pero la
seguridad debe de primar por encima de todo; ahora bien, en nuestro país actuar
de esta manera pareciera que diera miedo a los políticos. Por otro lado, no
entiendo cómo unas fuerzas de seguridad modernas y preparadas como las
españolas no tuvieran conocimiento de la «quedada» de los radicales a través de
sus sistemas de información. Nuestra Guardia Civil y Policía Nacional son unos cuerpos
de primerísimo orden pero en esta ocasión han ido por detrás de los violentos. Me
asusta que una persona haya perdido la vida; pero me produce auténtico pánico saber
que esa muerte se podría haber evitado.
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