Estos días hemos vuelto a la atalaya (Cástor y Pólux). La visión de la vida ha ido cambiando imperceptiblemente desde que iniciamos nuestra andadura en ella, cosa natural por otro lado, dado que la vida misma es un desarrollo, una evolución. Tal vez (en realidad estoy seguro) nunca encontremos lo que hemos venido a buscar en la atalaya, pero seguramente encontremos otras cosas que por ignorancia no buscábamos: nuevas visiones, nuevas perspectivas, nuevos sentimientos... El balance es positivo.
También hemos podido observar con más ahínco la naturaleza humana, lo que finalmente nos ha reforzado la idea de su carácter preferentemente egoísta, interesado y dudosamente razonable, aunque por suerte no siempre es así.
Por Pólux.
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