¡Bella fotografía la que encabeza hoy nuestro blog! Nos la envió nuestro colaborador Hermes, de quién además hoy publicamos un nuevo artículo. Se convierte así en colaborador fotográfico además de articulista, doble condición que hasta ahora sólo habían cumplido Adonis y Pólux -quien les escribe-.
Sólo decir dos cosas de la fotografía. Primero que el cielo blanquecino se debe a niebla alta de la montaña, no a ninguna sobre-exposición, y segundo llamar la atención sobre el detalle del insecto volando junto al segundo penacho contado desde la derecha.
El artículo de Hermes que publica hoy Obtentalia se titula "UNA MISMA LEY; DOS VARAS DE MEDIR", y lo podéis leer accediendo a él desde el título que acabo de escribir, desde su página "Las crónica de Hermes", durante un tiempo en "Últimos contenidos" y debajo de esta entrada (moviendo un poco la rueda del ratón hasta la entrada inmediatamente anterior).
Y de nuevo el tema es la Policía local, en este caso particular de la bella ciudad de Sevilla. Ya el domingo pasado hablábamos del tema y dábamos referencias a los artículos del mismo tema publicados en este blog (los referimos también más adelante en esta entrada). No tenemos ninguna fijación con la Policía local, lo que tenemos son problemas, y no sólo, para nuestra desgracia, los que en este blog referimos (incluido el artículo de hoy). Créanme si les digo que me quedo corto, y que es más lo que callo que lo que muestro.
Durante mis ya muchos años de conductor la Guardia Civil me ha parado en innumerables ocasiones, me ha registrado el automóvil al menos en dos ocasiones (una de ellas minuciosamente), me ha hecho abrir el maletero no sé cuántas (hubo una época en que viajaba mucho en coche), y me ha sometido a la prueba de alcoholemia también varias veces, y nunca, nunca, me he sentido agraviado ni ofendido, ni han tenido malas formas hacia mí. Siempre he entendido que hacían su trabajo y ello me ha hecho sentir más seguro. Alguna vez me han multado por exceso de velocidad, pero mi infracción fue cierta y nada tengo que objetar.
Sin embargo, en esos mismo años el trato con la Policía local ha sido muy desagradable, a pesar de que, lejos de la tarea de la Guardia Civil, por ejemplo, su tarea se reduce a poner multas y denunciar hechos incívicos con el único fin de servir al ciudadano y velar por el orden en las ciudades y pueblos. Abuso de autoridad manifiesta, trato ofensivo, negativas a razonar lo más mínimo ..., en fin, abuso de poder puro y duro. No sé que se habrán creído esos señores Policías, pero lo único que se han ganado de mí y de otros muchos ciudadanos a quienes tratan de esa forma es desprecio y animadversión.
No hablo por hablar. En los artículos publicados en este mismo blog "La cochera Mágica" (Pólux), "La Policía local de Sevilla, en entredicho" (Hermes) y "Buhaira street, ciudad sin ley" (Hermes), se dan detalles de sucedidos reales, como ocurre en el artículo de hoy de Hermes. Me da pena decirlo pero me avergüenzo de esta Policía local, y me refiero en particular a la de Sevilla, por los sucedidos que nos refiere Hermes y mi propia experiencia, y a la del pueblo sevillano de Utrera, por los sucedidos que yo mismo les relato y por los que, por mayor vergüenza aún, no les relato.
¿Y luego nos preguntamos cómo algunos políticos, empresarios, dirigentes sindicales, banqueros, alcaldes y demás personas y cargos influyentes pueden ser tan corruptos y abusar de su autoridad? Denles un cargo de esos a uno de esos Policías locales de los que hablamos en nuestros artículos. Si en un pueblo abusan como lo hacen, ¿qué no harán bajo el auspicio de uno de esos cargos?
Pero acabemos la entrada de hoy con algo más agradable, como recordarles que el jueves pasado fue el cumpleaños de nuestra colaboradora Helena de Troya (ver entrada "¡Feliz cumpleaños!, Helena de Troya"), a la que seguimos insistiendo para que nos escriba otro artículo. Y es que nos gustan tanto sus artículos como su presencia por los pasillos de nuestra redacción, que están tristes desde que no pasea por ellos. ¡Ay, Helena!, apiádate de nosotros y ven a vernos, que estamos huérfanos de tu sonrisa y tu cariño, y tenemos el corazón desangelado.
Que tangáis una buena semana.
Por Pólux.
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