¿Eres feliz?. Yo no lo sé, aunque si no lo sé es que no lo soy. Pero digo que no lo sé porque la felicidad depende de lo que uno piense que es, de la aptitud positiva o negativa con que se enfrente la vida, de la capacidad anímica de sentirse bien y de la paz interior que se consiga con uno mismo y con el mundo que le rodea, entre otras muchas cosas. No es fácil responder a esa pregunta.
El sentimiento utópico de felicidad como estado permanente no es más que una idea romántica que nada tiene que ver con la realidad. Miro a mi alrededor y observo tanta insatisfacción...
La insatisfacción es antítesis de la felicidad. Creo que nuestra naturaleza humana, por sí, es más proclive a la insatisfacción que a la felicidad, pues la insatisfacción es el estado natural de la mente humana, inquisidora y en permanente búsqueda, mientras que la felicidad implica una plenitud difícil de conseguir.
Creo también que la felicidad, al final, depende más de la apreciación subjetiva de cada uno que de las circunstancias objetivas que la definan. Es más, las mismas circunstancias pueden hacer sentir felicidad o no a personas distintas. Nuestra interpretación del mundo, de la realidad y de las circunstancias y hechos que nos suceden, es lo que más pesa a la hora de sentir felicidad.
Como cualquier acto humano que está influido por la interpretación mental de la realidad, la felicidad es una interpretación subjetiva y relativa de nosotros mismos en un momento determinado.
Por Pólux.
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