El cansancio existencial existe. No es un eufemismo, pero hay quien cree que es una forma de esconder la debilidad de carácter. La vida no es un elección, ni siquiera vivir, pues el suicido rara vez es una elección, es una consecuencia, la de un sentimiento de desesperanza, generalmente.
Ni siquiera vivir es una elección porque estamos programados genéticamente para vivir, para aferrarnos a lo único que tenemos.
Sin el instinto de la perpetuación de la especie no habría especias que perpetuar. No elegimos tener ese instinto. Ni siquiera elegimos cansarnos de vivir.
Creemos que estamos tan determinados genéticamente que el espacio para nuestras decisiones, para determinar nuestra vida, es tan estrecho que no podemos pasar de frente.
Es nuestra diferencia genética y el mayor o menor desarrollo de nuestros instintos lo que facilita el cansancio por existir.
Hoy para nosotros será un día de contemplación es nuestra atalaya, en lo que nos queda, y damos gracias por ello, cuando el cansancio no nos deja pensar.
Por Cástor y Pólux.
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