Estamos hablando estos días de la educación en el respeto y la libertad. Además de los referidos en estas entradas anteriores, creemos que también la mentalidad o cultura social tiene gran importancia en la formación educacional de un niño.
La cultura y mentalidad en la que nacemos y nos desarrollamos forma parte de la base de nuestro pensamiento. No puede ser de otra forma, pues la estructura previa es necesaria y de algún lado han de tomarse sus elementos. Por ello educar en total libertad o sin contaminar con ningún tipo de pensamiento es imposible. La falta u omisión de ideología es ya una ideología. No podemos no pensar. Todo tiene un significado en la base del conocimiento y el aprendizaje, y por tanto en la educación que todo ello sustenta.
No creemos en esas ideas utópicas de una mente creciendo sin influencias. No es posible crecer en el vacío. Pero durante algún tiempo ha sido una creencia muy extendida que es posible no influir en la educación y el pensamiento del niño que se inicia. No fue más que cierta tendencia progresista de un idealismo pueril, sin fundamento y con tintes políticos que pretendió apropiarse de la idea de libertad.
La libertad no es de izquierdas ni de derechas, es de todos, por más que se empeñen algunos en hacer creer que tiende a irse más hacia un lado que hacia el otro.
Por Cástor y Pólux.
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