“Confesiones”
Por Helena de Troya (26-01-2014)
Andaba
yo por el 8º curso de la E.G.B. cuando las niñas me eligieron delegada de
religión. Entre mis funciones estaba la de ponerme de acuerdo con el cura en
cuáles serían las lecturas de la misa del día, cómo hacer las peticiones, las
moniciones, etc. Todo ello hizo que mantuviera una relación estrecha con el
cura, y que las confesiones con él fueran más informales que de costumbre. Él
me preguntaba si me había pasado algo y yo siempre le contaba el mismo
problema, que era el siguiente:
- Mire usted don Antonio, otra vez no entiendo el cuarto
mandamiento (“Honrarás a tu padre y a tu
madre”)
- ¿Por qué?, ¿has desobedecido a tus padres?
- Pues verá usted, no lo sé. El caso es que por obedecer
a mi madre me llevo 2 ó 3 bofetadas.
- ¿Eso como es? Explícate.
- Ayer sin ir más lejos. Estaba por la tarde yo sola en
mi cuarto estudiando, cuando entra mi hermana pequeña y me dice que está
aburrida y me pide que juegue con ella. Yo le contesto que no puedo hasta que
no termine mis deberes. Entonces mi hermana, socarronamente, me dice: “vamos a
ver qué pasa”, y grita con voz lastimera: “¡mamá, mamá!, Helenita me está
pegando, ¡ay, ay…!”. Mi madre sube, entra en el cuarto, se dirige a mí y me da
la primera bofetada.
- Pero mamá, yo no he hecho nada. Mi hermana se lo ha
inventado.
- Sí, sí, tu hermana se va a inventar algo así. Ni se te
ocurra volver a pegarle. ¿Te estás enterando?
- Sí, mamá. –Y me da la segunda bofetada-.
- Y ésta por contestarme
Y entonces yo pienso que si no le hubiese contestado
me habría dado otra bofetada. Le contesté porque ella me preguntó-
El
cura se partía de la risa mientras decía “muy bueno, muy bueno”
- Sí, pero yo ¿he pecado o no he pecado?
- No, no has pecado –me decía entre carcajadas-, es sólo
que los padres son así de vez en cuando.
Al
final acababa diciéndome “cuando tengas más problemas ven a contármelos a mi, ven
a mi”.
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