Cada día volvemos a comenzar, y cada comienzo es una nueva oportunidad. Tal vez demasiada responsabilidad para aceptarla de buen grado, y tal vez por eso dejamos pasar una y otra vez la oportunidades.
Pero queremos ser realistas, y cierto es que no cada día es una nueva oportunidad. Lo es en abstracto, en su generalidad y en su cualidad, pero cada circunstancia limita y coarta las posibilidades, tanto las que se nos presentan como las que nos permitieran actuar.
¿Somos realmente libres para tomar las decisiones que queremos? Es posible que cada día no sea ni un comienzo ni una nueva oportunidad. ¿Es realmente así?
Nuestro optimismo o pesimismo basculará la balanza hacia lo posible o lo imposible, hacia una nueva oportunidad o hacia su inexistencia. ¿Hasta dónde es cierta esta aseveración?, pues implica una libertad de la que, simplemente y sin plena seguridad, dudamos.
Pero queremos ser realistas, y cierto es que no cada día es una nueva oportunidad. Lo es en abstracto, en su generalidad y en su cualidad, pero cada circunstancia limita y coarta las posibilidades, tanto las que se nos presentan como las que nos permitieran actuar.
¿Somos realmente libres para tomar las decisiones que queremos? Es posible que cada día no sea ni un comienzo ni una nueva oportunidad. ¿Es realmente así?
Nuestro optimismo o pesimismo basculará la balanza hacia lo posible o lo imposible, hacia una nueva oportunidad o hacia su inexistencia. ¿Hasta dónde es cierta esta aseveración?, pues implica una libertad de la que, simplemente y sin plena seguridad, dudamos.
Por Cástor y Pólux.
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