¡ Qué desgaste psicológico el que produce la queja constante ! Y no sólo la propia, también la ajena.
La queja propia abate el ánimo, aunque siempre podemos reponernos. Pero la queja ajena desgasta y mina el ánimo como si de una enfermedad se tratara, una enfermedad difícil de sanar ya que su causa está fuera de nosotros.
¿ De qué sirve tanta queja ? Sirve para desahogarse, para expresar un desacuerdo, una desazón, que no se está contento, por ejemplo con el trabajo. ¿ Y de qué sirve la queja continuada y constante? Para nada, o más bien para conseguir un estado negativo y de malestar que en nada nos beneficia.
Nadie quiere estar cerca de esas personas que constantemente están quejándose pero que son incapaces de hacer nada para evitar su situación. Y se quejan, un día tras otro, hasta la saciedad. Es una incoherencia la queja constante sin más. Por supuesto que muchas veces no podemos hacer nada por mejorar, pero entonces hemos de buscar signos positivos que nos ayuden a superar los malos momentos. Lo incoherente es quejarnos y quejarnos sin más, cayendo en una espiral negativa a la que arrastramos a todos los que nos rodean, pues la queja no puede ser un estado constante, sino una situación puntual de denuncia.
Tenemos que ayudarnos a nosotros mismos, y un flaco favor nos hacemos quejándonos constantemente sin hacer absolutamente nada para evitarlo.
Por Cástor y Pólux.
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