Abrazamos la certeza como lo cierto, en la seguridad de no poder equivocarnos, y lo hacemos ya cuando pretendemos no hacerlo.
Mostramos en cada momento el lado que nos interesa, e igualmente vemos sólo la parte que queremos ver.
Mostramos, ocultamos, argúimos, rebatimos... bla, bla, bla. No queremos ver la verdad y la ocultamos tras una pantalla a la que llamamos ¿vitalismo?, ¿religión?, ¿realismo?, ¿ignorancia?
No somos sinceros, pero porque no podemos serlo, y a veces ni lo sabemos.
Por Cástor y Pólux.
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