Comenzamos otra semana. Esperamos que os vaya y nos vaya bien. Seamos optimista y tengamos la esperanza de que así sea.
Ayer domingo precisamente escuchábamos a Eduard Punset hablar sobre el carácter optimista como actitud frente a la vida. Venía a decir que ser optimista tiene ventajas frente a no serlo, básicamente porque facilita la lucha y la consecución de las metas que nos imponemos en la vida.
Recordamos que ayer mismo hablábamos también de un concepto parecido: la esperanza. Parecido en el sentido de que asimismo nos posibilita la lucha y consecución de lo que queremos. Ayer decíamos "Mañana, como cada lunes, comienza una semana nueva. Tal vez no se plantee fácil. Razón de más para intentar tener una actitud positiva, abierta y conciliadora. Aunque eso es fácil de decir y difícil de hacer. Después, más de uno nos daremos contra el muro de la realidad y las buenas intenciones se quedarán en eso, en intenciones. Pero no por ello vamos a dejar de intentarlo (la tozudez de la que hablamos al principio). No debemos perder jamás la esperanza, pues en muchas ocasiones acaba siendo el único sustento que nos mantiene."
Una actitud negativa nos lleva a conformarnos con lo que tenemos. Si no fuera por el sentimiento optimista, por la esperanza (como antepuestos a la idea de realismo), que forman parte de nuestra naturaleza, y que nos lleva a intentar las cosas una y otra vez hasta conseguirlas, seguramente seguiríamos viviendo, como indicaba Punset, en cavernas.
Pero a nosotros siempre nos ha gustado llevar junto a la volátil dosis de optimismo y esperanza, una necesaria dosis de realismo que también nos ayudará a enfrentarnos al mundo.
Por Cástor y Pólux.
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