Tal vez la infancia sea la época más importante de nuestra vida. Nos formamos como personas, nuestras vivencias son iniciáticas, y por ser originarias las recordamos con un sentimiento especial. Todo es nuevo y especial. Numerosas vivencias incidirán en nuestra formación y determinarán nuestro carácter. Podrán ser positivas y agradables o negativas y dolorosas, o ambas cosas. Sean las que sean producirán un efecto que se sentirá durante toda la vida, así que más vale que sean agradables.
Una buena infancia depende más de los mayores que de los propios niños. Y tal vez debamos tomar conciencia del verdadero daño que puede causarse. Ser padre es la mayor responsabilidad que puede adquirirse en la vida, pues es la responsabilidad de tener en tus manos la vida de otra persona, de alguien que te necesita y no dejará de recordártelo.
Por Cástor y Pólux.
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