El sentimiento es tal vez la mayor expresión de
libertad de la que somos capaces los seres humanos, en parte porque sucede en
la capa más privada de nuestro interior, donde la censura de los demás no
alcanza a ver, y en parte porque refleja elaboraciones mentales complejas
indefinibles conscientemente, que le hacen escapar al menos en parte a nuestra
propia censura, que es la más fácil de engañar de todas.
Un juicio de valor es la conclusión lógica de una
operación mental, sujeta a estrictas normas. El sentimiento por el contrario se
atiene a un impulso irracional. Somos animales racionales en toda su
literalidad.
Insolente la razón que pretende entenderlo todo, que
pretende serlo todo.
¿Por qué no podría ser la mente como el cielo
despejado de la fotografía de hoy de la cabecera de nuestro blog? Ahí está,
abierto, limpio, claro, bonancible, con ese azul celeste uniforme, impoluto. El
cielo es ausencia de mente.
Palabras, palabras, palabras…
¿Qué sabemos? Tan poco…
Por Cástor y Pólux.
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