LA FAMILIA, PERO
¿QUÉ FAMILIA?
Por Pólux (29-09-2012)
La familia es cuna de relaciones especiales, de cercanía,
cariño, amor, ayuda, etc., de formación y de deformación infantil. La familia
es la base, la célula indivisible de nuestra sociedad. Es además en la familia
donde se han desarrollado fundamentalmente nuestras capacidades psicológicas y
sociales. Pero la familia no es la única forma de organizarse la sociedad.
Ahora bien, en la nuestra el lazo familiar es tan importante que una mala
educación familiar puede producir verdaderos estragos. A edades muy tempranas
la falta de cariño, el estrés, el abandono, el chantaje emocional y otras
muchas técnicas que utilizan padres problemáticos hacen infelices a sus hijos,
y en muchos casos de por vida. Eso es algo que hace tiempo que la psicología
advirtió y probó. ¡Qué fácil es hacer a un hijo infeliz!
Determinadas formas de pensar han hecho de la familia su
piedra angular, como por ejemplo el cristianismo. De hecho se ha apropiado de
tal forma de esa célula social que cualquier manifestación sociológica que
implique un cambio en la familia la sienten como un ataque frontal a la propia
religión. No hay más que ver los casos recientes de matrimonios homosexuales o
familias monoparentales. El que la religión no acepte esas variantes no
significa que civilmente no puedan serlo. Parecía que el mundo se iba a acabar
cuando se establecieron los matrimonios homosexuales. ¿Ha pasado algo? Nada.
De hecho estoy convencido de que habrá padres homosexuales
que educarán a sus hijos en el conocimiento y la responsabilidad hacia la vida,
facilitándoles ser felices, igual que hay padres así en, llamémosla así para
diferenciarla, la familia tradicional. Pero atacar a los padres homosexuales
porque no podrán educar bien a sus hijos, porque carecerán de la figura paterna
y materna tan importantes como referencia psicológica para el crecimiento del
niño, creo que es una falacia. ¿Por qué no hablamos de tantas familias, con
padres y madres, que han desestructurado la mente de tantos niños inocentes?
¿Es que todo se reduce a que los homosexuales no pueden representar realmente
las figuras tradicionales paterna y materna? La educación de los hijos es mucho
más, y ni siquiera sabemos si un cambio en la estructura emotivo-psicológica de
los referentes familiares sería un inconveniente o un acierto para el
desarrollo infantil.
Lo primero que necesita un hijo es cariño, mucho cariño, y
hay perros que lo hacen mejor que los padres. Después necesita ayuda para
crecer, desarrollarse y aprender a vivir, y eso se lo pueden dar personas
humanas, homosexuales o no. Y hay padres que son un desastre, un peligro para
sus hijos, ¡pero por lo menos no son homosexuales!. Aquí no hay carnet que
valga, cualquiera sirve para ser padre, o para pegar a sus hijos, o
maltratarlos, o hacerles infelices e incapaces de vivir una vida plena. Pero da
igual, por lo visto si eso lo hace un homosexual, o un soltero es mucho peor,
porque les falta "entidad psicológica" para ser padre. Pero al padre
que hace daño, al tarado que se desahoga con su hijo, incapaz de dar amor y
ayuda, si pertenece a la familia tradicional, se le supone capacitado para
tener y educar un hijo. Qué vergüenza siento de esos padres incapaces de
anteponer sus hijos a sus problemas, que prefieren hacerles daño antes que dar
su brazo a torcer. Son ciegos para ver lo que no quieren ver.
Helena de Troya escribió un artículo que hablaba sobre
esto, sobre la prepotencia y la falta de respeto que pueden llegar a tener los
padres con los hijos, convirtiéndose éstos muchas veces en el desahogo de sus
progenitores. Porque ese es el nombre de esos padres, progenitores, ya que es
lo único que han hecho por sus hijos, tenerlos. Flaco favor fue ése.
Las necesidades emocionales de los hijos han de ser
atendidas, y la capacitación para ello tiene la doble vertiente que ya hemos
apuntado antes, por un lado la capacidad de los padres de dar amor y ayuda, y
por otro la estructura psicológica bajo la que el hijo va a recibir la ayuda,
discutiéndose en este punto si la familia tradicional procura un escenario más
eficiente y acorde con las necesidades de los hijos que las familias
monoparentales o de padres del mismo sexo (no tradicionales). Sinceramente creo
que por poco adecuado que pudiera ser el escenario del segundo caso (padres no
tradicionales), lo cual sería más que discutible, más inadecuado es el
escenario de malos tratos y falta de ayuda emocional, que puede darse en
cualquier tipo de familia, tradicional o no. Por ello creo más importante el
tener unos padres equilibrados, capaces y cariñosos que el hecho de que éstos
sean o no homosexuales o solteros.
Si ahora me preguntan ¿y en igualdad de condiciones qué
tipo de familia es la más adecuada?, les diría que en el aspecto humano y
educacional la que más ayude a sus hijos, y en el aspecto psicológico la que se
muestre más eficiente, pero sospecho que ambas pueden llegar a serlo igualmente.
Creo que los hijos se adaptarían perfectamente a cualquier
tipo de estructura psicológica familiar que les hiciera crecer sanos, en
libertad y capacitados emocionalmente. Que la familia tradicional les ha dado
ese marco psicológico no vamos a ponerlo en duda, pero que ese tipo de familia
sea la única capaz de aportarlo es ir muy lejos. Habrá que esperar y hacer
estudios para saber la respuesta de los hijos a los distintos tipos de familia,
pero no tiene sentido anular la validez de otros modelos sólo por que son
distintos y atentan a lo establecido.
Todo
cambio encuentra siempre resistencia, y creo que en el fondo es eso lo que sucede,
junto al miedo que a perder su hegemonía tiene el sistema vigente avalado por
el cristianismo aún imperante.
No hay comentarios :
Publicar un comentario