INTRODUCCIÓN. LO MEJOR Y LO PEOR.

El mal,como el bien,no deja marcas exteriores.

  El mal, como el bien, no deja marcas exteriores. Siempre hemos creído, y así lo hemos manifestado ya en algunas ocasiones, que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. No es que cada uno de nosotros tenga que serlo, pero puede serlo.

  Estos días se habla mucho del cruel asesinato de los dos niños de Córdoba. Como dijo algún comentarista de la radio todos descansaríamos un poco si nos dijeran que ese padre asesino está loco, porque nos cuesta aceptar que la normalidad pueda producir esos efectos. Tampoco es que puede llamarse normal un acto así, pero la premeditación  con la que lo realizó demuestra que estaba en plenitud de facultades mentales. La explicación viene de la mano de la psiquiatría y la psicología que pueden dar cuenta de cómo puede llegar a aceptarse la crueldad y el daño ajeno para realizarlo sin más.

  Quien hace lo que ese hombre no tiene por qué estar loco, pero sí es presa de la alteración de sus emociones de forma incontrolada.

  Queremos creer que está loco porque así nos aseguramos que esos actos no son propios de personas cuya naturaleza es común a la nuestra. No queremos ver reflejado en ese hombre ningún comportamiento humano que se asemeje al nuestro, pero la verdad es que la mayoría de sus actos son iguales a los nuestros. ¿Cómo se pierde la empatía por otro ser humano, y más un hijo, y el sentido del respeto por la vida para realizar actos tan crueles e inútiles?. Siendo cruel e inútil.

  Éste no es el primer caso, y no será el último, porque está en la naturaleza humana esa maldad aunque no nos guste pensarlo o creerlo.

  La experiencia nos dice que no es tan difícil como quisiéramos "perder el norte". Claro que "perder el norte" no significa asesinar a sangre fría a personas inocentes, pero la línea que diferencia un acto cruel y dañino de la total falta de respeto por la vida, no es, como siempre en estos casos, un línea, sino una zona difusa en la que se confunden los sentimientos y la razón.

  La historia está llena de casos como el que ahora nos causa tanto rechazo, asesinatos de hijos, guerras civiles, extinciones en masa de personas como con los judíos en la segunda guerra mundial. Queremos ver aberraciones en esos actos, de las que nos sentimos distantes, seguros de que nosotros nunca formaremos parte de ellos.

  En fin, nuestro afable vecino, nuestro compañero de trabajo, el dependiente que tan bien nos sirve, el funcionario que nos facilitó un trámite ..., todos esos que parecen ser buenas personas no son en realidad más que grandes desconocidos, y en cualquiera de ellos puede estar creciendo el germen de un odio y una ira que un día provoque un comportamiento deplorable, ante el que comentaremos "parecía una persona normal". Y nos volveremos a preguntar ¿lo parecía o lo era?.

Por Cástor y Pólux.