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domingo, 8 de julio de 2012

MENTE Y ALMA, por Pólux.


El cerebro es un órgano fascinante. Nos hace humanos, pues en él surge la razón y la consciencia. Cómo ello sucede es un misterio por cuanto lo ignoramos, pero que en él residen dichas características humanas es innegable. No hay más que observar la merma de facultades que ocurre cuando un problema físico lo altera (una enfermedad, un traumatismo, etc.). Es impactante ver a alguien incapaz de razonar, de comprender o de conocer tras un accidente en el que se haya visto afectado el cerebro, pero aún lo es más asistir a un cambio de su personalidad. Podemos claramente presumir que el pensamiento y la consciencia surgen de la estructura material que forma el cerebro, pues una afectación de ésta determina sus capacidades como hemos visto. El mecanismo por el que esto sucede así se oculta a nuestra comprensión, pero parece obvia la relación.

Nuestra espiritualidad la conforman las capacidades abstractas, mentales, que surgen de ese cerebro material. Pero la existencia de algo más allá me parece injustificada, como por ejemplo el concepto de alma. El trasfondo religioso o filosófico que sustenta ese concepto es su única justificación. Sólo tenemos experiencia de que al morir, o al verse afectado el cerebro como antes hemos referido, las capacidades espirituales desaparecen. Que haya una conciencia o alma que subsista es algo que no se puede constatar, y que, por tanto, sólo puede imaginarse. Y la imaginación no es razón para argumentar o demostrar.

No voy a negar que sea posible que el cerebro tenga capacidades que no se muestran de manera directa, y que ciertas personas puedan tener algunas capacidades "extra". Pero que exista un alma independiente que subsista al cuerpo es ir mucho más allá. Yo no tengo ninguna experiencia de ello, ni conozco a nadie que la tenga. Eso sí, conozco a mucha gente que dice tenerla, que existe, pero hasta ahora siempre verifico que es una creencia, pues no demuestran nada. ¿Por qué esa necesidad de creer en cosas indemostrables, de dar una dimensión trascendente a todo? Tal vez se me tache de materialista, de hacer uso de un racionalismo empírico que también determina mi forma de ver las cosas, pero creo que tiene más valor hablar de aquello que veo y puedo conocer que de lo que no puedo ver ni conocer.

Aún no tenemos conocimientos suficientes como para comprender suficientemente el funcionamiento del cerebro, así como la emergencia del pensamiento abstracto a partir de la materia que forma ese órgano. Es posible por tanto que algún día podamos entender esa relación mente-cerebro. Creo que es más positivo indagar en ese sentido que no en una trascendencia de la que no tengo experiencia alguna, en un dios al que no accedemos los que no lo vemos.

Por Pólux. 

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