A ver si nos refresca un poco la foto de la cabecera, que en nada se parece, en cuanto al tiempo, a lo que podamos ver estos días en cualquier playa del sur de la Península Ibérica. Aunque creemos que lo peor debe estar en las ciudades del interior de Andalucía y Extremadura. Los que estamos en la costa somos privilegiados, al menos en cuanto a temperatura se refiere.
La base de la publicidad es influir en el cliente, conseguir interesarle en el producto. Hay diversas mareras de llevar esto a cabo. Puede obtenerse el interés del cliente mediante técnicas basadas en la presentación del producto, pero es más eficaz si además se basan en influir en el cliente "creándole" una cierta predisposición positiva hacia el producto. Si nos enseñan con el producto una escena de una madre siendo muy tierna con su bebé, es muy probable que mimeticemos con esa ternura sintiéndola de alguna manera también nosotros. Si nos repiten una y otra vez la escena con el producto a la vista, acabaremos asociando el sentimiento de ternura que nos produce la escena con el producto. El publicista es consciente de esa asociación psicológica que le beneficia, y el cliente no suele serlo de esa situación psicológica que, en determinado momentos, podría hacerle preferir el producto que asocia a un sentimiento de ternura al que no asocia más que a su directo uso.
La base de la publicidad es influir en el cliente, conseguir interesarle en el producto. Hay diversas mareras de llevar esto a cabo. Puede obtenerse el interés del cliente mediante técnicas basadas en la presentación del producto, pero es más eficaz si además se basan en influir en el cliente "creándole" una cierta predisposición positiva hacia el producto. Si nos enseñan con el producto una escena de una madre siendo muy tierna con su bebé, es muy probable que mimeticemos con esa ternura sintiéndola de alguna manera también nosotros. Si nos repiten una y otra vez la escena con el producto a la vista, acabaremos asociando el sentimiento de ternura que nos produce la escena con el producto. El publicista es consciente de esa asociación psicológica que le beneficia, y el cliente no suele serlo de esa situación psicológica que, en determinado momentos, podría hacerle preferir el producto que asocia a un sentimiento de ternura al que no asocia más que a su directo uso.
Que las cosas funcionan así no se puede discutir con los resultados obtenidos en muchas pruebas realizadas al efecto. Otro ejemplo. Un día nos llega un buen vendedor y nos ofrece, por llevarnos a su banco las cuentas, nóminas, domiciliaciones, etc., buenas condiciones y además un televisor de última generación, o una vajilla completísima. Normalmente hará hincapié en el regalo. Y el cliente no suele analizar la necesidad de ese regalo, ya que no le cuesta nada y es un añadido al producto. A caballo regalado no le mires los dientes. Nos dicen que por el mismo coste el cliente obtiene más. Pero muchas veces acabamos con algo que no nos es necesario y con la cuenta corriente donde le beneficia al vendedor.
Conocer cómo funciona la psicología humana es el primer paso para aprovecharse de sus "debilidades". Pero lo cierto es que así funciona todo. Nosotros mismos, cuando conocemos a alguien, solemos mostrar nuestra mejor cara, que no deja de ser vender de alguna marera nuestra imagen para impactar positivamente en el otro.
Pero hay un caso que roza lo poco ético. Es la mentira, pura y dura. Hay dos sectores especialistas en ello, el de los Bancos y el de los productos de limpieza. Que salga alguien pasando un trapo y dejando limpio a la primera lo que todos sabemos que no puede hacerse como no sea con ácido sulfúrico, es una ofensa a la inteligencia. O los Bancos, que ahora resultan ser nuestros amigos, que te lo dan todo cuando han estado apropiándose de nuestro dinero con comisiones, gastos de administración, gastos de tarjeta, y no sé cuántas cosas más. Es, simplemente, inadmisible. Pero ahí está esa publicidad. Estamos tan acostumbrados a ella que nos mienten en nuestra propia cara y lo escuchamos como si nada.
El conocimiento es poder, y el mundo de la publicidad es un buen ejemplo de que eso es cierto.
Por Cástor y Pólux.
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