El otro día hablábamos con un amigo sobre la visión optimista o pesimista de la vida, sobre verla clara y positiva u oscura y negativa. Depende de las gafas con las que la miremos, decíamos nosotros. Nuestro amigo insistía en que, a pesar de ello, la vida, por sí, sin filtros, sin gafas, es buena y positiva, y que sólo viéndola con gafas oscuras la vemos de ese mismo cariz oscuro. Nosotros replicábamos que la visión de la vida sin gafas, en abstracto, no es real, siempre miramos con unas gafas, tanto para verla positivamente como negativamente, no podemos abstraernos de nuestros propios filtros, y si bien la vida es un dato objetivo no es un concepto absoluto con un significado independiente de las personas que la viven, por tanto la vida siempre tendrá para cada cual el cariz del filtro con el que indefectiblemente la mire. ¿Qué pensáis vosotros?
Lo cierto es que las cosas no suelen ser extremas, y la vida, como lo demás, es un poco de todo, y seguramente todos tengamos un poco de razón.
¿Por qué unas veces nos sentimos con tanta fuerza y otras tan cansados de todo? ¿Qué parte de nosotros dominamos y qué parte nos domina? ¿Hasta qué punto vamos donde queremos? Nuestra atalaya no alivia las dudas de nuestro pensamiento, pero nos hace estar esperanzados en que tal vez, algún día, sí lo haga.
Por Cástor y Pólux.
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