Llevábamos mucho tiempo detrás de
una nueva colaboradora, Helena de Troya, nuestra tercera fémina (las otras son Minerva y Calíope). Ha sido muy difícil “ficharla”,
y reconocemos que hemos llegado a ser pesados, pero el esfuerzo merecerá la
pena. Creemos que Helena de Troya tiene mucho que decir, que mostrar, que enseñarnos
incluso, aunque no creemos que su modestia le permita reconocerlo.
Helena de Troya se
estrenará el domingo con un escrito corto sobre la familia, titulado “La casa
de mis padres o mi casa”. No trata de cantar las excelencias de la familia,
sino más bien de señalar alguno de los comportamientos de los padres que hacen
daño a los niños, también a los no tan
niños. Desde nuestra atalaya en tierras portuguesas damos públicamente la
bienvenida a Minerva en nombre de todos los que componemos Obtentalia. Con ella
ganamos mucho, como personas y como miembros de Obtentalia.
No podemos tampoco olvidar a El
Argonauta, que prepara otro artículo que seguro será de vuestro agrado. Sus
viajes por muchos rincones de este planeta Tierra le hacen valedor de
experiencias y situaciones en ocasiones muy singulares, y nos sentimos honrados
y felices por poder disfrutar con él de esas experiencias y de las ideas con
que viste sus escritos, que por otra parte son la razón de ser de Obtentalia,
las ideas, propias y ajenas. Otro agradecimiento público desde nuestra atalaya
para El Argonauta.
Pólux también está preparando
algo, así que entre todos los colaboradores tendremos ideas para una buena
temporada.
Ya que nombramos a varios
colaboradores no queremos dejar de enviar un afectuoso saludo, siempre sincero,
al Porquerizo de Agamenón, quien por circunstancias ajenas a su voluntad ha
aparcado temporalmente las partes siguientes que nos anunció del tema de su
colaboración (si queréis recordarlo dirigíos a su página y leed su artículo).
No importa, cuando podemos damos las ideas, cuando no, las tomamos de los
demás. Sólo darle un especial abrazo, y esperar que aquello que ahora requiere
toda su atención se arregle satisfactoriamente. Y otro abrazo para quien él ya
sabe, en quien pensamos con la confianza de que todo saldrá bien.
Como veis diríase que hoy estamos
generosos con los colaboradores. Os vamos a confesar una cosa, son los
colaboradores los que son generosos con nosotros, pero nos gusta hacernos los
tontos y que piensen lo contrario.
Por Cástor y Pólux.
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