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domingo, 17 de junio de 2012

INTRODUCCIÓN. EL SUEÑO O EL DESCANSO DE LA CONCIENCIA.

    Hoy es domingo. Nosotros, Cástor y Pólux, vamos a descansar. Hemos encontrado un bello paraje que parece poco visitado, cerca ya de la ciudad de Sagres, justo en la puntita del mapa, así que hemos decidido quedarnos aquí hasta el lunes, cuando retomaremos el camino y visitaremos dicha ciudad, llena por cierto de historia, pero ya os contaremos.

    El mar se ve desde aquí majestuoso, nos induce el deseo de formar parte de él y en cierta manera así es. Tan extraña es esa ingente concentración de agua entre los planetas que conocemos, como nuestra propia presencia.

  Hay quien piensa que el Universo es en sí mismo una conciencia y que nosotros participamos de ella, que somos parte de ella. No lo sabemos, sólo conocemos la nuestra particular e individual, capaz de lo mejor y de lo peor. A veces creemos que todo sería más fácil si no tuviéramos conciencia y fuéramos como los otros animales, rigiéndose exclusivamente por sus instintos y por lo que su código genético les determina. No sufriríamos por la vida o por la muerte, o más bien no sufriríamos con los sentimientos que nos acarrea tener conciencia de la vida o la muerte. Las cosas sucederían y ya está. Todo eso es inevitable, y lo inevitable nunca debe entenderse como un problema, aunque no por ello deje de producir angustia.

    El cerebro es un órgano que nunca descansa, como el hígado o los riñones, pero el producto de su funcionamiento, a diferencia del de esos otros órganos, se nos hace presente constantemente en forma de razón, mente, ideas, que acaban derivando en sentimientos y emociones que no nos dan tregua. El único descanso de la conciencia -que no de su actividad- parece ser el sueño, que según creemos es lo más parecido a la muerte. Siempre que sea un sueño del que no recordamos las ensoñaciones que se producen, pues a veces éstas son perores que la propia realidad. No recordamos tener conciencia mientras dormimos, ni emociones. Tal vez por eso sea tan necesario el sueño (además de todas las razones que nos dan los neurólogos y neuropsicólogos).

   Así que hoy os vamos a desear especialmente que tengáis un buen sueño, y que cuando os despertéis el lunes no recodéis nada de ese sueño. Nosotros lo procuraremos también.

Por Cástor y Pólux.

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