No sé que calificativo usar, si tozudo, testarudo, obstinado o terco. Así somos. Tal vez piensen que soy pesado, y es posible que así sea, pero creo más que justificado incidir en el tema.
Sigo desayunando, creo que ya por poco tiempo, en ese bar en el que ya sólo falta que salten por encima mía. Ya lo dije en su día, la barra vacía y el personal arremolinado a mi lado como si repartiera billetes. No exagero. La cinta automática por la que nos desplazamos para subir o bajar a un andén y otro lugar, taponada por la gente que tiene que ir de dos en dos y no puede dejar un pasillo para quien va con prisa y puede perder el tren. Encima te miran con mala cara. El otro día hasta llamaron a uno maleducado. Se puede tener menos seso. La puerta del tren que se abre y no pueden bajar los viajeros porque los que están esperando para entrar asaltan el vagón como si fuera una fortaleza, como si les fuera la vida en ello. Y en ese mismo tren, los piesesitos sobre el asiento de enfrente, como si quisiera uno limpiarle la suela a los zapatos, y mal que te miran si quieres sentarse en ese sitio. Sólo falta que el de los pies te diga "no ve usted que está ocupado". Valiente desfachatez hacerle poner los pies en el suelo. Y conduciendo el automóvil no quiero ya ni hablar, o paseando por la acera de cualquier calle. Ejemplos los que se quiera, por desgracia.
La educación es necesaria para la convivencia, y dice más de quien carece de ella que de quien sabe y cree que la educación es respeto. Aún no me creo el día que, entre la maraña de empujones e intento de asalto al vagón de tren, alguien, educadamente, me cedió el paso. También eso es cierto, un atisbo de luz en la oscuridad de la necedad y la ignorancia. Porque la educación es algo más que un formalismo caduco, como piensan algunos a juzgar por su actitud.
Mañana iniciaré mi camino como cada día. Me esforzaré en ser educado (reconozco que a veces yo mismo no lo soy), porque no me gustaría ser como esos mal educados, arrogantes e irrespetuosos que carecen de la más mínima perspectiva para entender que la educación sirve para algo más que para dar los buenos días.
Por Pólux.
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