Uno más uno es igual a dos (1 + 1 = 2) porque podemos conceptualizar una unidad de algo y representarnos mentalmente, y por tanto comprenderlo, el concepto de unidad de relación entre las dos unidades iniciales, convirtiéndolas a su vez en una nueva unidad, un valor, y convertir ello en una regla, en una forma de operar que facilitará futuras operaciones más complejas.
Se trata, pues, de un constructo mental, de una regla lógica a aplicar a los elementos de nuestra realidad, de nuestro mundo físico, que nos permite categorizar ambos y tener una comprensión más compleja y más eficaz de ellos. Es nuestra comprensión del mundo. No podemos comprender éste si no es a través de la elaboración que nuestra mente hace de él a partir de los estímulos que recibe y la experiencia acumulada.
En la realidad física existen los unos, pero nunca los doses. Entre un montón de piedras parecidas dispersas por igual por un terreno, pronto nos fijaremos en dos que estén entre sí mucho más cerca que las demás. Las piedras, indistintamente de sus separaciones, son una piedra y otra piedra. Es la mente la que relaciona las dos piedras, y precisamente por el aspecto que las hace únicas, es decir, iguales entre sí y distintas al resto. Pero la mente no es caprichosa. Su forma de categorizar y comprender la realidad le da una capacidad de respuesta más eficaz, flexible y adaptada. Una ventaja evolutiva.
¿De dónde surge la propia mente y la capacidad de pensar?, ¿es el concepto de evolución válido para explicarlos?, ¿acaso podrían los conceptos abstractos y las ideas ser consecuencia de la actividad mental, de forma que no pensamos y luego actuamos, sino que actuamos directamente como ya pensamos, sin que haya una verdadera elaboración de las ideas, pues éstas ya están elaboradas?
Al final tengo la sensación de ser una marioneta que desconoce su propio origen. No sé lo que hubo ni lo que hay, por lo que de ello nada puedo afirmar o negar.
Por Pólux.
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