A veces nos empecinamos en estar seguros de determinadas cuestiones. Confundimos el estar seguro con el empecinamiento en estar seguro, como si por creerlo más fuertemente o con más ahínco, nuestra descripción de la realidad, y hasta cierto punto eso que llaman la verdad, fuera a ser más certera.
La certeza o no depende de nuestro modo de aprehender la realidad, de procesarla y de las respuestas que seamos capaces de producir, pero no, creo que de forma clara, y no de esa fuerza o ahínco en creer en dicha certeza o en la forma de procesarla.
A veces estamos tan seguros que pondríamos la mano en el fuego por ello. Creo que la gran mayoría de los que diríamos eso lo retiraríamos si hiciéramos un análisis profundo y reflexivo de la forma en que procesamos la realidad.
Nos sumergimos con dicho análisis en la mente, con todo lo de subjetivo que ésta tiene. Miedo me da pensar en lo seguro con total certeza si la mente ha intervenido.
Por Pólux.
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