Y llegó otro domingo, impasible, constante, como cada semana, presagio de una monotonía que no es más que una engañosa apariencia.
La monotonía la creamos cada uno, en lo más profundo de nuestras convicciones, con la apariencia de algo ajeno que nos ocurre y contra lo que es difícil luchar.
Nuestra mente tiene tantos recursos propios ajenos a nuestra voluntad y a nuestra consciencia que da miedo pensarlo. Tal vez un día descubramos tras nuestra apariencia de libertad que somos máquinas programadas con unos objetivos y unas formas de cumplirlos que nada tienen que ver con nuestra voluntad.
Os adelanto que el martes que viene publicaremos un entrada con el nombre "Pobre iluso" (ese iludo soy yo mismo) que me gustaría que leyerais y opinarais, y el martes siguiente publicaremos un artículo mío titulado "Descartes, razón y relativismo", sobre una crítica al pensamiento básico de Descartes.
Por Pólux.
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