El otro día fui a una tienda especializada en informática y cables electrónicos y pedí un cable con un jack mono (monoaural o monofónico, de un sólo canal, frente a estéreo, con dos canales) de 3.5 mm. macho en cada extremo, como el de la foto de la izquierda.
La muchacha que me atendía me dijo que sí, que tenía, y además me preguntó "¿pero para qué lo quiere?", como si dudara que yo supiera lo que le pedía. Yo sabía bien lo que quería, y como no tenía ganas de dar explicaciones y ya intuía que la muchacha no estaba muy puesta, le contesté simplemente "para hacer una conexión mono". Seguramente la muchacha se preguntaba, al menos eso intuí, que en la era tecnológica en la que lo estéreo es ya lo menos en calidad de audio, ¿para qué podría servir un cable mono?
Me trajo un cable con un jack macho en cada extremo, pero ni siquiera estéreo (2 canales), sino de tres canales (ver foto de la derecha), como esos que usan los móviles (2 canales para el audio de música y 1 canal para el audio del micrófono). Le miré y le dije que eso no eran clavijas mono, a lo que me respondió que podían servir, que para qué lo quería. Otra vez con lo mismo.
Estaba claro que no tenía ni idea de aquel producto que vendía (y no es que yo sepa mucho, es que es algo muy básico si conoces levemente sobre el tema). Le dije que no lo quería. Eso sí lo entendió. Si le hubiera dicho que no me servía estaría todavía preguntándose el por qué.
En fin, hasta para poner un ladrillo o vender un caramelo hay que saber, pues nada es fácil cuando no se conoce, aunque lo parezca. Un cable es un cable, y pareciera que cualquiera lo pude vender. Ya vemos que no.
Por Pólux.
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