Nada satisface esa pulsión irrefrenable, nada. Y a su merced seguimos día tras día.
Risas, entretenimiento, distracción... La pulsión desequilibra y desconsuela, pues obliga aún por encima de la voluntad.
La única lucha es la contención y la admisión de una vida sometida, y esperar que nos dé un tiempo de descanso, único alivio real.
Por Pólux.
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