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jueves, 3 de diciembre de 2015

PSICOLOGÍA:TÉRMINOS EN DESUSO.


La psicología es uno de los campos donde más se nota la evolución hacia el uso de términos lingüísticos sin acepciones peyorativas a la hora de identificar una enfermedad o trastorno.

Vamos a ver dos ejemplos.

Al trastorno del estado de ánimo caracterizado por episodios de euforia a los que sigue otros de normalización o desánimo se le llamaba antiguamente psicosis maníaco-depresiva. A nadie le gusta que le tilden, aunque sea cierto, de maníaco, sobre todo sabiendo que la acepción principal que le da el Diccionario de la Real Academia es "Especie de locura, caracterizada por delirio general, agitación y tendencia al furor". La psicología actual ha optado por llamar a ese trastorno el trastorno bipolar, o trastorno afectivo bipolar, nombre que no tiene acepción peyorativa alguna. 

Al retraso mental, como actualmente se conoce, se llamaba antiguamente, especialmente al producido por causas físicas o patológicas, oligofrenia. Dependiendo del nivel de incapacidad, la oligofrenia se clasificaba en cuatro tipos, clasificación hoy no aceptada, que eran, de menos capacidad a más capacidad: el idiota, el imbécil, el morón y el idiot-savant (del francés "sabio-idiota"). Hoy usamos las palabra idiota e imbécil para insultar a alguien.

Pero los nombres no deben ser lo importante, sino el concepto y lo que quieren representar. Tampoco hay que tenerle miedo a los nombres, no son más que la etiqueta de todo un conjunto de síntomas o trastornos que son lo que son. Yo conocí a alguien que le diagnosticaron trastorno bipolar, y hasta no le pareció mal. Le mandaron la medicación y se la tomaba regularmente sin problemas. Pero un día le dio por leer el prospecto donde hablaba de psicosis maníaco-depresiva, y desde entonces dejó de tomarse la patilla, porque decía que él no tenía eso. En realidad le sonaba tan mal que no quería aceptar que tuviera tal enfermedad. "Yo no soy un maníaco", decía. Habría que explicarle que él tiene lo que tiene lo llamen como lo llamen, aunque parezca tonto decirlo así.

Por Pólux.


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