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sábado, 12 de diciembre de 2015

MAURICIO MACRI: ADIÓS A LA SORDERA.




Votó el pueblo Argentino y votó adiós a la era Kirchner, iniciada en 2003 con Ernesto Kirchner (una legislatura), continuada en 2007 por su esposa, la populista Cristina Fernández de Kirchner (dos legislaturas), y finalizado este mismo mes de diciembre de 2015 con el nombramiento de Mauricio Macri como Presidente de Argentina, a pesar de la resistencia natural de la señora Kirchner a reconocerlo y echarse a un lado, como asimismo sucede con Nicolás Maduro en Venezuela, perdón, en la República Bolivariana de Venezuela, que luego se molesta.

En general los cambios son buenos, al menos a medio y largo plazo. Quiero decir el hecho de cambiar, pues se evita el anquilosamiento, aunque luego haya cambios que sean para mal. Ya vemos, se fue Hugo Chávez para que viniera Nicolás Maduro, aunque eso en realidad no fue un cambio sino el intento de perpetuación de un sistema personalista y dictatorial.

Tres legislaturas de kirchnerismo ya han sido suficientes para demostrar su incapacidad de levantar a Argentina hasta el nivel que históricamente ha demostrado que puede ocupar, política, económica y socialmente. Ya era necesario ese cambio al que me he referido. Otra cosa es que el nuevo presidente, el empresario Mauricio Macri, sea capaz de articular un cambio positivo que ampare el crecimiento económico y la democratización del país.

El que Macri sea empresario no tiene que ser necesariamente negativo, aunque a más de uno le haga fruncir el ceño. Habremos de darle un voto de confianza. Mi principal motivo para hacerlo es uno muy elemental: consigue que no me duelan los oídos cuando da un discurso. Sí, esos vozarrones populistas que emiten (o emitían) en sus discursos Cristina Fernández de Kirchner, o Nicolás Maduro, el propio desaparecido Hugo Chávez o el padre de todos ellos Fidel Castro, me producen sordera y dolor de cabeza, además de una pena desconsolada hacia quienes tienen que estar escuchándolos largo rato (en ocasiones horas) casi sin moverse.

Macri ha hecho un discurso de investidura corto, moderado y, sobre todo, sin alzar la voz. Esperemos que además honre el cargo.

Por Pólux.


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