Vuelven las campañas electorales, con sus eslóganes, sus promesas, sus descalificaciones, sus razones..., ¿sus razones? Una campaña electoral puede ser de todo menos razonable, simplemente porque su principal motor es el interés, no la razón.
El interés y la razón no tienen porqué estar reñidos, salvo que el interés se convierta en "causa" de la razón, con lo que la subyuga y somete. No digo que no existan las buenas intenciones en política, o las personas con buenos motivos, altruistas y generosas. Pero la realidad lo acaba sometiendo todo al interés, porque las fuerzas que gobiernan el mundo, la vida social, económica y política se rigen por el principio del poder, y el poder es realmente fuerte y atractivo cuando tiene detrás un interés que lo justifica, aunque sea razonablemente injustificable.
Poder, política e interés. Tres términos temibles, más por sus efectos prácticos que por sus definiciones, y más aún cuando se combinan.
Sí, hablaremos de política en estos días de campaña. Hoy echamos un vistazo general a las fuerzas que subyacen bajo el poder político, pero hablaremos de los detalles, de los partidos "clásicos", de las nuevas fuerzas emergentes y sobre todo, al menos lo intentaremos, de la realidad que nos muestran los políticos y sus formas de actuar.
Ya está abierta la veda para la caza, y nosotros, peatones anónimos, somos las piezas a cazar.
Por Pólux.
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