La realidad depende de nuestra percepción de ella. Ni sabemos ni nos interesa saber si la realidad que existe más allá de nosotros y con la interactuamos es algo objetivo, concreto, descriptible y cognoscible de forma unívoca por todas las personas, pues lo único que cuenta y a lo único a lo que creemos que podemos optar a conocer es la imagen que produce nuestra percepción de ella.
Que la relación entre la realidad y nuestra mente es efectiva y directa parece claro, pues nos desenvolvemos en el mundo e interactuamos directamente con lo que nos rodea. Pero que la realidad pueda describirse y comprenderse en su totalidad a través de nuestra percepción de ella es ya otro estadio, uno que no abarcamos.
Y si además tenemos en cuenta los efectos que determinadas figuras ejercen sobre la percepción, como el curioso efecto que se produce al pasar la visa a los largo de la imagen que acompañamos, veremos cada vez más lejos la posibilidad de aprehender la realidad tal como es. La ideas absolutas nada bien casan con nuestra mente, que acaba relativizando cualquier idea al someterla a sus propios filtros.
Por Cástor y Pólux.
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