Solitario en el fondo del mar, así está el barco de nuestra fotografía de hoy de cabecera.
Perdido, aislado, olvidado, ignorado, evitado, excluido ..., allá al fondo, donde no parece existir más que él en una inmensidad de espacio que se pierde a la vista y al pensamiento, al sentido y al sentimiento.
Lo sentido y lo pensado se anulan en un punto que se extingue cada vez que se intenta hallar, cada vez que se intenta comprender, cada vez que se intenta recorrer ...
Lo único y lo múltiple, lo igual y lo distinto, vaga desnudo por ese espacio creado a golpe de sentimiento que rasga, cansado, el único camino que conoce el hombre, la cruel sentencia de su existencia.
Olvido que alivia el inevitable sino. Olvido que alivia. Olvido.
Mira ese barco olvidado, allá en el fondo, allá donde nadie mira ..., ese barco soy yo.
Por Cástor y Pólux.
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