Entró el año y como ya viene siendo tradición una cadena de televisión emitió el clásico "Lo que el viento se llevó". Y nos hizo pensar en qué se llevó el viento ese recién pasado año 2013 de la crisis que padecemos. Pero llegamos a la conclusión de que se llevó más bien poco, casi diríamos nada. Y este 2014 está a punto de llevarse las "buenas" previsiones de los políticos. Incluso hemos llegado a escuchar que todo mejorará cuando crezca la confianza de nuestros bolsillos, ¡pero si están vacíos! No negamos que algo de cierto puede haber en ello, pues la crisis no la sufrimos todos, por suerte o por desgracia, y quienes menos la sufren podrían tener dinero "parado", pero en verdad nada confiamos en ello, sobre todo porque ya nos parece observar desde hace tiempo que quien sigue teniendo dinero lo sigue gastando.
La crisis es ya también una losa psicológica. Es normal, llevamos ya muchos años sufriéndola. Mucho estamos aguantando ..., ¿por qué?
Son muchas las cosas que no entendemos de esta crisis. Gente que lo pasa mal, otros que están igual o mejor, gente que protesta y gente que parece quedarse igual, el gobierno a lo suyo, a salvar las cuentas del país con números y más números, un sindicalismo nefasto que no es más que otro brazo político, peticiones de una solidaridad que no entendemos ... Sí, la solidaridad se reduce al kilo de arroz o la lata de garbanzos, pero a la hora de pedir mejoras sociales o económicas poco nos importan las condiciones de nuestros vecinos. Y si no vean la situación del país, cada gremio por su lado, la sanidad, la educación, la cultura, la venta automovilística, los pensionistas, la construcción ..., cada cual pidiendo lo que necesita, comprensible desde un punto de vista particular, pero sin sentido a nivel general y solidario, pues cuando no hay, lo que a unos se da a otros se quita. Tenemos perdida la perspectiva general como pueblo así como los políticos tienen perdida la perspectiva de estado, de bien común. Pero así es la economía basada en el consumo y la propiedad privada, "que le den a mi vecino todo lo que quiera siempre que no me toquen nada a mí".
Se nos pide más y más esfuerzo, y eso es una falacia. No se nos pide, se nos impone sin más. Pero es que no hay otro camino cuando el consenso es imposible, y en nuestro sistema lo es por definición.
Por Cástor y Pólux.
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