Solos, estamos solos, rodeados de miles de personases, pero solos en nuestro interior.
Esa soledad deriva de nuestra íntima conciencia, de la interiorización simbólica intransferible que del mundo hace nuestra mente. Sí, podemos comunicar lo que sentimos, pero no el sentimiento mismo, podemos comunicar un pensamiento, pero no la elaboración misma de ese pensamiento.
Somos seres sociales con una vida íntima que va aumentando con el tiempo, con cada mentira, con cada vivencia que nos guardamos, con cada humillación que no queremos reconocer, con cada pensamiento que sería socialmente reprobable.
Es esa parte más íntima, que con tanto esmero escondemos, la que nos define en última instancia, la nos hace actuar delatando parcialmente nuestro verdadero talante, nuestra verdadera intención.
Pero también esa soledad íntima nos defiende de los demás, de sus censuras y de sus juicios.
Esa soledad deriva de nuestra íntima conciencia, de la interiorización simbólica intransferible que del mundo hace nuestra mente. Sí, podemos comunicar lo que sentimos, pero no el sentimiento mismo, podemos comunicar un pensamiento, pero no la elaboración misma de ese pensamiento.
Somos seres sociales con una vida íntima que va aumentando con el tiempo, con cada mentira, con cada vivencia que nos guardamos, con cada humillación que no queremos reconocer, con cada pensamiento que sería socialmente reprobable.
Es esa parte más íntima, que con tanto esmero escondemos, la que nos define en última instancia, la nos hace actuar delatando parcialmente nuestro verdadero talante, nuestra verdadera intención.
Pero también esa soledad íntima nos defiende de los demás, de sus censuras y de sus juicios.
Por Cástor y Pólux.
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