La adaptación es un proceso animal natural, tanto a nivel físico como mental. Cierta sensación de insatisfacción del ser humano viene dada por dicho proceso. Una vez adaptados, aquello que se había convertido en un reto o una meta cuya consecución producía satisfacción se convierte en algo más, y hay que definir un nuevo reto o meta para iniciar de nuevo el interés por algo.
La mente funciona así porque es una adaptación evolutiva favorable. Muchas son las cosas que captan nuestra atención para nos quedáramos satisfechos con una sola. Es algo parecido a lo que pasa con la atención. El umbral que activa la atención mental hacia algo va bajando paulatinamente. Por ejemplo un sonido repetitivo y molesto. Cuando se inicia fija nuestra atención y parece que se nos "mete" en la cabeza. Al cabo del un rato termina formando parte de ese montón de ruidos que nos rodean y de cuya percepción apenas somos conscientes (los automóviles transitando, los pájaros piando, el rumor de mucha gente de lejos hablando, el ruido de las suelas de los zapatos al andar, los teclados del ordenador en una oficina, etc.).
La sensación de que nuestra mente "va por libre" y decide por nosotros es un efecto curioso, pues no es más que nosotros mismos, a pesar de esa enajenación. Extraña la mente y extraño el cerebro, esa dicotomía irresoluta, pues se funden en un sólo ente pensante, y que tanto ha dado y da que hablar.
Por Cástor y Pólux.
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